lunes, 5 de marzo de 2012

LA AUTOESTIMA Y LAS FASHION WEEKS

Como ya sabéis algunos, una de las mitades de Mandrágora trabaja como Fashion Editor y fotógrafo de Street Style para SHOWbit.com, lo cual requiere viajar mucho, asistir a casi todas las Fashion Weeks y vivir el mundo de la moda desde dentro, ver todo lo que sucede en esos momentos de efervescencia que son los desfiles.

Cada vez que digo que debo volar a New York para la Fashion Week o dejar todo para ir a los desfiles de Alta Costura en París, la gente en general siente envidia y lo manifiestan abiertamente. Muchos se proponen como asistentes, o simplemente para cargar mis maletas, pero lo cierto es que al final, el viaje, el trabajo y todo, no tiene tanto glamour y emoción como se presuponía a primera vista.

Volar con maletas, equipo fotográfico, ordenador, ropa y vestimentas que sean adecuadas para el tiempo que haga en cada ciudad y para a la vez intentar estar decente, es bastante pesado. Las horas que se pierden entre llegar al aeropuerto, facturar, pasar los controles de seguridad llegar a la puerta de embarque, esperar a embarcar, embarcar, volar, aterrizar, recoger las maletas, y transportarte hasta tu destino, se alargan sin medida alguna, y cuanta más tecnología hay, el viaje, en vez de acortarse, se alarga. Cada vez más controles. Cada vez más antelación. Cada vez más todo. Ya a estas alturas hemos perdido parte de ese glamour del que hablábamos.

Lo siguiente es que una vez que estas allí debes tener una autoestima aprueba de balas. Si te comparas con l@s modelos siempre serás más bajo más feo y más gordo. Además, no solo te resultas gordo tú, cada persona que vez por ahí, que no tiene un físico semejante a los maniquís resulta de una normalidad aburridísima.

Luego, si te comparas con los Fashion Editors, los Buyers, o demás trabajadores de alto standing de la moda, te ves como mal vestido, un tanto pasado de moda, pelín falto de gusto y totalmente carente de estilo, (con lo que yo me creía que era).

Tras el primer día de tan ganas de volverte al hotel y quemar todo lo que hay en tu maleta y encontrar la forma de atracar Sacks Fifth Avenue, Corso Como 10, Colette o aquella tienda multimarca de la ciudad en la que estés que pueda llenar ese vacio de estilo y moda que te reconcome y arde en tu maleta.

Pero lo peor de los desfiles es, Los Clientes: Aquellos seres que acuden al desfile porque son compradores fieles de la marca. Pero no de los que van a la tienda y se llevan alguna prenda de vez en cuando, no. Me refiero a aquellos que pueden acceder al backstage y acceden para saludar al diseñador, o mejor dicho, para que el diseñador los salude. Aquellos que encargan sus prendas a medida y con meses de antelación. Aquellos que el trata diseñador de tú, y a los que el RRPP (relaciones públicas) hace reverencia. Cuando los ves a ellos, te sientes pobre zarrapastroso, y da igual que pienses en positivo y mires hacia abajo. Tú a su lado eres muy muy pobre.

Y es que las diferencias con estos 3 grupos de personas es enorme; abismal. Cuando se trabaja en la moda, mientras que tú corres por la ciudad y coges el metro para llegar con tu equipo a cuestas, lo cual obviamente te hace sudar y llegar jadeando, va en contraposición con el aspecto tranquilo y relajado que tienen ellos al bajar de su coche con chófer, y caminar con tranquilidad, sin codazos ni empujones, hacia la silla reservada con su nombre. Si pensamos en el tema de la climatología, estos grupos siempre van en contraposición a tu sensación térmica, si es invierno tú llevas mínimo unas tres o cuatro capas, más el gorro, los guantes, la bufanda y unos zapatos muy abrigados, mientras que ellos en esas mismas condiciones no llevan nunca medias o calcetines, lucen vertiginosos escotes, trajes ligeros, y parecen transportarse dentro de una burbuja climatizada. Y casi es cierto, pues su coche con calefacción a tutiplén, resulta agobiante y agradecen el frio al bajar del coche, y saben que dentro de los desfiles siempre hace un calor infernal, así que el frío que pasen ahora se subsanará en unos 5 minutos.

Con esta dinámica de trabajo (y vida) durante más de 2 meses, que se juntan desde los desfiles del hombre hasta la última semana, que es la que corresponde a Paris, tu autoestima al igual que tus pies se encallece y te concientizas de lo mucho que deberás trabajar para poder disfrutar de una fashion week igual a la de ellos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Extraordinario articulo.

Nos deja ver una realidad, no facil de descubrir,si no es por alguien que se ha empapado de los intringulis de toda esta parafernalia que se llama MODA. De un alguien que sabe y le gusta este tema y lo mas importante, sabe transmitir toda esta vivencia.

Gracias.