viernes, 20 de abril de 2012

Unos días dedicados a Marina Abramovic

Justo hace una semana viajé a Madrid para disfrutar de uno de mis regalos de Navidad. Mi "padre" adoptivo me había obsequiado una entrada para la opera "Vida y Muerte de Marina Abramovic". Tras miles de traspiés y desgracias, incluida la indisposición grave de una joven en el autobús que ocasionó una parada de urgencia, y el retraso consiguiente de esperar hasta que llegó la ambulancia, hizo que mi llegada al teatro con maletas, corriendo en paralelo al Palacio Real, resultara dramático, efectista y de lo más cinematográfico.

Desde la facultad conocía la obra de Marina y en algunos momentos de mi tesis recuerdo haberla citado por el registro de sus perfomances en fotografía, pero lo cierto es que no llegaba a hacerme una idea total de lo que llegaría a ser una opera sobre su vida.


Ya en el teatro, sentado, sudado y jadeando empece a caer prisionero de la fascinación que me produjo una magnífica y profunda puesta en escena, en la que diálogos se mezclan y son biografía, y cada elemento esta tan cuidado y tiene tanto contenido que necesitaría volver a verla 2 veces o más para poder seguir descubriendo toda esa maravilla de sucesión de actos que no son otra cosa que la vida de Marina. En la obra, como me imagino ya todos sabréis, William Dafoe demuestra tener un talento que inunda el escenario y salpica hasta la ultima silla, dejándote con la boca abierta mientras  intentas seguir todas sus acciones.

Luego esta Anthony, que con las canciones que ha compuesto para Marina ,sigue demostrando esa capacidad para imprimar en una letra, sentimientos y pensamientos sin pudor, y su voz en el escenario (y como siempre) es capaz de quebrantar y hacer desaparecer cualquier estado de animo que tuvieses antes de escucharle. La voz de Anthony no solo se escucha, se siente, y dejas que te penetre sin que puedas defenderte para finalmente sentir como todas las sensaciones se te desbordan por los ojos. El grupo musical serbio conformado por cuatro mujeres, con Svetlana Spajic como principal, tiene tal fuerza y presencia sobre el escenario que te contienes para no levantarte a cantar una música que no comprendes pero que te revoluciona. Marina es Marina, y Marina no actúa, Marina esta presente. Marina hace su performance una vez más, un performance muy difícil, en la que ve pasar su vida y obra con todo lo bueno y lo malo sin inmutarse, siendo una cosa que ninguno lograría realizar sin alteración alguna.

Salí del teatro conversando con una amiga con los ojos hinchados de llorar y que al igual que yo no tenía palabras para describirlo todo, y directo a casa de mi padre para poder conversarlo con él, y poner todas esas ideas en debate, él ya la había visto en dos ocasiones y había presenciado los ensayos un año antes, por lo cual tenía mucha información para deleitarme aun más.

Al día siguiente seguí el consejo de mi "padre" y me fui a ver la maravillosa exposición "Selected Early Works" (o mini-retrospectiva como me indico él) de Marina Abramovich en La Fabrica Galería (Calle Alameda 9), y os la recomiendo, hayáis visto o no la opera. Una serie de obras históricas, hoy en día ya museísticas, que pedéis disfrutar gratis.

En la noche del viernes tenía una fiesta en un sitio para eventos nuevo estupendo de Madrid, "La Pastelería", allí se reunía mucha gente del mundo del arte también y fue sorprendente ver como al igual que todo el día, la gente no hablaba de otra cosa, que la Opera de Marina Abramovic. Y creo que hace mucho que uno de los eventos de la temporada de la Opera del Teatro Real no lograba tanta repercusión. Como es lógico, no todo son aplausos. Para los más puristas de la Opera, lo de Marina y Bob Wilson resulta algo incomprensible y fuera de todos sus canones. Gente que se levanta en el entretiempo gritando y abandona el teatro asegurando que romperá su abono y muchas cosas más. Pero siendo purista y haciendo un chiste fácil, lo cierto es que esta ópera, como toda ópera que se precie, no termina cuando la gorda se columpia.


Al día siguiente, ya sábado, mi padre me completo el programa de mis días con Marina, con una cena privada en casa de un amigo-coleccionista en honor de Marina. Así nos encontramos un pequeño grupo yendo a recoger a Marina a su hotel para dirigirnos a pie a la cena. Mientras esperabamos fue bastante grato ver deambular por allí al enorme Anthony, y es que no es solo enorme como artista, es muy alto y grande físicamente también. Marina bajó de su habitación en un look absolut-black, y todo firmado Costume National by Ennio Capasa, un gran amigo personal de Marina. El outfit consistía en una falda de paño negro con inserciones laterales en piel, y una t-shirt en paño con mangas en piel y zipper en la espalda, tacón de plataforma, cluth de ante negro, y chaqueton de lana con volante en el bajo rizado. 
Una vez hechas las presentaciones, resultó emocionante regalarle a Marina mi revista Pop en la que aparecía en la portada Freja Beha con una muñeca de Marina, y la cual le hizo bastante ilusión ya que no la tenía. 



De allí nos fuimos a la cena y en un grupo bastante divertido resulto entrañable conocer, aunque suene a cliché, a la persona detrás de la artista, poder fotografiarla y terminar siendo el fotógrafo oficial de la noche, mientras Marina continuaba a pedirme más fotos con todos los presentes.

Así sin darme cuenta en unos pocos días había pasado de admirar a la artista y su obra, a ver y conocer su vida, deleitarme de nuevo con sus obras, cenar con ella, y por una noche convertirme en su fotógrafo de cabecera y puedo decir que la experiencia ha sido maravillosa. Solo espero que este tipo de cosas sigan viniendo y haciendo la vida cada días más interesante.