lunes, 26 de marzo de 2012

Loewe no es Chanel, María no es Alice y Luis no es Karl

Aunque parezca estúpido tengo que aclararos tres cosas, Loewe no es Chanel, María Forqué no es Alice Dellal y Luis Venegas no es Karl Lagerfeld.Pues sí, ayer hojeando el Vogue mientras desayunaba mis tostadas con tomate y virutas de jamón y mi café nespresso aroma de chocolate, llegue a todas estas conclusiones, yo sólito.

Maria en la campaña de Loewe y Alice en la de Chanel.
Comenzaré por -Loewe no es Chanel -, aunque las dos sean firmas de lujo, la primera tiene como único producto estrella los bolsos. Su línea de pret-a-porter por más que intentan sacarla adelante no termina de tener personalidad, y mira que lo han intentado cambiando de diseñador cada tanto, utilizando materiales de lujo y poniendo precios absurdos, pero nada, que no termina de funcionar. Mientras que Chanel tiene muchos, casi demasiados, (y los que no tiene se los inventa), productos estrella; sus bolsos, sus chaquetas, y su línea de cosmeticos, vive de vender millones de perfumes y barras de labios, miles de bolsos, algunas prendas de vestir, y uno que otro vestido de Alta Costura, y aunque sus colecciones gusten o no, llenan todas las revistas, alfombras rojas y sueños de mujeres del mundo entero.


Sigo con - María Forqué no es Alice Dellal -, y no hija, no! Que te rapes la cabeza igual que la Dellal no te convierte en ella. Puede que compartáis esa conocida valía de ser "Hija de", pero aunque yo me declaro fan total de Verónica Forqué, a nivel de estilo, elegancia y amistades no es Andrea de Magalhaes Viera. Y es que ser actriz de cine español, no es lo mismo que ser una top model de los 70, musa de Monsiuer Yves, que se ha casado dos veces con el mismo multimillonario. Que tu abuela tuviese un bolso de Loewe no es comparable a que tu madre tenga el armario lleno de prendas de Yves Saint Laurent, Oscar de la Renta y Valentinos hechos a medida, y que tu familia pase vacaciones con el diseñador en su yate. Si además María iba a imitar a alguien, tenía que haber elegido algo más fácil, alguien que como ella fuese solo "Hija de". Pero es que Alice es también "Hermana de". Sí, hermana de Charlotte Dellal, diseñadora de la firma de zapatos más deseada y cool del momento, Charlotte Olympia. Y para empeorarlo aun más es también hermana de Alex Dellal, galerista noeyorquino ex-novio de Carlota Casiraghi. Así que María cada vez lo tiene más jodido, y si ya pensamos en el círculo de amistades de Alice...: Marguerita Missoni, Tatiana SantoDomingo, Eugenie Niarchos y las Brandolini, te quedas muerto.

Veronica Forqué en la alfombra roja de los Goya con vestido de Lorenzo Caprile. Andrea Dellal llegando al desfile de Giambattista Valli con traje de Chanel y sandalias y bolso de Charlotte Olimpya.
En la parte de ser modelo, Alice ha desfilado para Valentino, Issa London o Vivienne Westwood ha sido imagen de Ermanno Scervino, Burberry Prorsum, Marc by Marc Jacobs y Agent Provocateur, y ha aparecido en editoriales de Vogue Japon, Vogue Francia, Vogue Italia, LOVE, L'Officiel, y ha protagonizado portadas de Dazed & Confused, iD o Crash. María..., ahh sí, posó una vez para Bruce LaBruce y fue imagen de María Ke Fisherman, (por citar algunos de sus trabajos como "modelo ocasional").

Alice en la campaña de Marc by Marc Jacobs fotografiada por Juergen Teller. María fotografiada por Mike Madrid para el Lookbook de Maria Ke Fisherman.
Ambas han sido contratadas por una firma de lujo para presentar un bolso en concreto. Mientras Alice fue seleccionada y fotografiada por Karl Lagerfield para ser la imagen de la colección de bolsos "Boy" de Chanel, María fue seleccionada por Luis Venegas para ser una de las coprotagonistas de la colección de bolsos Oro de Loewe, y los resultados en imágenes y vídeo de cada una de las campañas habla por si sola.





Y por último, sí, suena a coña, pero sí, - Luis Venegas no es Karl Lagerfeld - , y es que aunque el primero haya logrado lanzar revistas con poco contenido escrito pero gran contenido gráfico y que cuentan con colaboraciones magistrales, y ser una base de datos del Vogue fantástica, pues como director de imagen ha demostrado estar muy, pero que muy lejos de Karl Lagerfeld, que podrá pintarse el pelo con spray, diseñar algunas colecciones de dudoso gusto, pero como director de imagen y fotógrafo, es magnífico.


Así que nada amigos, la moraleja de este post, al igual que la de un porrón de historias es:"No imites, sé tu mismo".

lunes, 5 de marzo de 2012

LA AUTOESTIMA Y LAS FASHION WEEKS

Como ya sabéis algunos, una de las mitades de Mandrágora trabaja como Fashion Editor y fotógrafo de Street Style para SHOWbit.com, lo cual requiere viajar mucho, asistir a casi todas las Fashion Weeks y vivir el mundo de la moda desde dentro, ver todo lo que sucede en esos momentos de efervescencia que son los desfiles.

Cada vez que digo que debo volar a New York para la Fashion Week o dejar todo para ir a los desfiles de Alta Costura en París, la gente en general siente envidia y lo manifiestan abiertamente. Muchos se proponen como asistentes, o simplemente para cargar mis maletas, pero lo cierto es que al final, el viaje, el trabajo y todo, no tiene tanto glamour y emoción como se presuponía a primera vista.

Volar con maletas, equipo fotográfico, ordenador, ropa y vestimentas que sean adecuadas para el tiempo que haga en cada ciudad y para a la vez intentar estar decente, es bastante pesado. Las horas que se pierden entre llegar al aeropuerto, facturar, pasar los controles de seguridad llegar a la puerta de embarque, esperar a embarcar, embarcar, volar, aterrizar, recoger las maletas, y transportarte hasta tu destino, se alargan sin medida alguna, y cuanta más tecnología hay, el viaje, en vez de acortarse, se alarga. Cada vez más controles. Cada vez más antelación. Cada vez más todo. Ya a estas alturas hemos perdido parte de ese glamour del que hablábamos.

Lo siguiente es que una vez que estas allí debes tener una autoestima aprueba de balas. Si te comparas con l@s modelos siempre serás más bajo más feo y más gordo. Además, no solo te resultas gordo tú, cada persona que vez por ahí, que no tiene un físico semejante a los maniquís resulta de una normalidad aburridísima.

Luego, si te comparas con los Fashion Editors, los Buyers, o demás trabajadores de alto standing de la moda, te ves como mal vestido, un tanto pasado de moda, pelín falto de gusto y totalmente carente de estilo, (con lo que yo me creía que era).

Tras el primer día de tan ganas de volverte al hotel y quemar todo lo que hay en tu maleta y encontrar la forma de atracar Sacks Fifth Avenue, Corso Como 10, Colette o aquella tienda multimarca de la ciudad en la que estés que pueda llenar ese vacio de estilo y moda que te reconcome y arde en tu maleta.

Pero lo peor de los desfiles es, Los Clientes: Aquellos seres que acuden al desfile porque son compradores fieles de la marca. Pero no de los que van a la tienda y se llevan alguna prenda de vez en cuando, no. Me refiero a aquellos que pueden acceder al backstage y acceden para saludar al diseñador, o mejor dicho, para que el diseñador los salude. Aquellos que encargan sus prendas a medida y con meses de antelación. Aquellos que el trata diseñador de tú, y a los que el RRPP (relaciones públicas) hace reverencia. Cuando los ves a ellos, te sientes pobre zarrapastroso, y da igual que pienses en positivo y mires hacia abajo. Tú a su lado eres muy muy pobre.

Y es que las diferencias con estos 3 grupos de personas es enorme; abismal. Cuando se trabaja en la moda, mientras que tú corres por la ciudad y coges el metro para llegar con tu equipo a cuestas, lo cual obviamente te hace sudar y llegar jadeando, va en contraposición con el aspecto tranquilo y relajado que tienen ellos al bajar de su coche con chófer, y caminar con tranquilidad, sin codazos ni empujones, hacia la silla reservada con su nombre. Si pensamos en el tema de la climatología, estos grupos siempre van en contraposición a tu sensación térmica, si es invierno tú llevas mínimo unas tres o cuatro capas, más el gorro, los guantes, la bufanda y unos zapatos muy abrigados, mientras que ellos en esas mismas condiciones no llevan nunca medias o calcetines, lucen vertiginosos escotes, trajes ligeros, y parecen transportarse dentro de una burbuja climatizada. Y casi es cierto, pues su coche con calefacción a tutiplén, resulta agobiante y agradecen el frio al bajar del coche, y saben que dentro de los desfiles siempre hace un calor infernal, así que el frío que pasen ahora se subsanará en unos 5 minutos.

Con esta dinámica de trabajo (y vida) durante más de 2 meses, que se juntan desde los desfiles del hombre hasta la última semana, que es la que corresponde a Paris, tu autoestima al igual que tus pies se encallece y te concientizas de lo mucho que deberás trabajar para poder disfrutar de una fashion week igual a la de ellos.